¡Aleluya, sí, aleluya! ¡Es Pascua! ¡Y Jesús sigue resucitando hoy en cada uno de sus seguidores, en cada hombre y mujer que viven su vida al servicio de los otros, en pos de la justicia y la solidaridad que caracterizan el Reino!

La Pascua de Jesucristo, anticipo y culminación de la pascua de cada uno de nosotros, nos ofrece un buen modelo de lo que supone La Vida, la verdadera Vida: una vida desprendida, desapegada incluso de sí misma, que se entrega, que se abre, que se da… Sin grandes derroches, sin grandes invenciones, sin siquiera generar «residuos»… ¡Porque es una vida plena y dada en plenitud!

Por cierto, una plenitud conseguida sin sofisticaciones tecnológicas, sin coches que circulan a gran velocidad, sin telecomunicaciones instantánteas… Porque poco hace falta para vivir plenamente la vida, y, sin embargo, ¡cuántas cosas creemos necesitar hoy día!

Miguel Ángel