16. En esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir, ¿cómo es posible levantar la cabeza para reconocer al vecino o para ponerse al lado del que está caído en el camino? Un proyecto con grandes objetivos para el desarrollo de toda la humanidad hoy suena a delirio. Aumentan las distancias entre nosotros, y la marcha dura y lenta hacia un mundo unido y más justo sufre un nuevo y drástico retroceso.
Todos contra todos... Tú contra mí, yo contra ti, muchos contra nosotros. Los de aquí contra los de allá... No importan los quiénes, importa destruir, machacar, humillar. ¿Y quién atiende luego a quien queda en el camino? Nadie... Y si alguien lo intenta, será "nadie" para todos. Toca ser valientes. Toca romper con las inercias. Toca la solidaridad: solidaridad de los "nadie" con los "nadie", porque es lo que somos: solidaridad.
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