«En Dios vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17, 28).
Ver las lecturas de hoy, 11 de diciembre.
Eterno (Is 40). El texto nos habla de la grandeza inconmensurable de nuestro Dios, por quien todo fue hecho y de quien todo depende. Y, sin embargo, en tantas ocasiones nos asalta la duda… ¿Cómo dudar de su atención hacia nosotros?
Bendice (Sal 102). ¿Qué otra cosa puede hacer nuestra alma hacia quien nos trata desde la acogida, la misericordia y el perdón…
Cansados (Mt 11). … hacia quien nos busca, desde la humildad, para aliviarnos?
Ante la grandeza de nuestro Dios, simbolizada de forma tantas veces espectacular por la grandeza de la misma creación, sólo nos queda recogernos en él con total humildad y asombro. Si hasta el mismo Dios en Jesús es «humilde y sencillo de corazón», ¿qué otra cosa podríamos ser nosotros? ¿Lo somos? ¿Invitamos a otros a serlo?
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