Sábado 3ª semana de adviento

Octava previa a la Navidad. Convertir el corazón: ACTITUDES
Sábado 17. Conciencia de comunión universal  [220, 240]  

cq5dam-thumbnail-624-351Lecturas de la misa del día:
Gn 49, 2.8-10
Sal 71
Mt 1, 1-17

Convertir la mirada y la manera de pensar:

Esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre. También implica la amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres. La conversión ecológica lleva al creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver los dramas del mundo. [220]
San Pablo expresa bellamente la profunda conciencia de interconexión que aspira a la comunión plena: “Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primicia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de hijos, del rescate de nuestro ser” (Rm 8,22-23)

Convertir el estilo de vida y comportamiento:

Las criaturas tienden hacia Dios de tal modo que en el seno del universo podemos encontrar un sinnúmero de constantes relaciones que se entrelazan secretamente[171]. Esto no sólo nos invita a admirar las múltiples conexiones que existen entre las criaturas, sino que nos lleva a descubrir una clave de nuestra propia realización. Porque la persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas. [240]

→ Una propuesta práctica: Tomo conciencia de que la Creación surge de Dios mismo y dedico este día a mirar a mis hermanos y hermanas en su diversidad como criaturas que nacen de Dios.

Convertir el corazón y el espíritu:

¡Oh Cristo Jesús!,
en tu benignidad y en tu Humanidad
sustentas toda la grandeza del Mundo.
Mi corazón, enamorado de la Creación,
se entrega apasionadamente a Ti.
Te amo, Jesús, por la Multitud que se refugia en Ti
y a la que se oye bullir, orar, llorar
juntamente con todos los demás seres,
cuando uno se aprieta contra Ti.
Himno del universo. Pierre Teilhard de Chardin (adaptado)

17-diciembre

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