Segunda semana de Adviento: conscientes de cómo vivimos
Domingo 8. Presentación de la Segunda semana
Gn 3, 9-15.20
Sal 97
Rm 15, 4-9
Lc 1, 26-38
Preparemos los caminos,
ya se acerca el Salvador.
Y salgamos peregrinos
al encuentro del Señor.
De siempre hemos buscado
caminos: cada vez más grandes,
cada vez más rápidos…
Hoy tenemos el AVE, y el avión,
y las autopistas de peaje,
y la banda ancha de Internet.
Tenemos caminos, hemos preparado caminos,
pero… ¿realmente nos ponen en contacto,
nos ayudan a comunicarnos, a encontrarnos?
Porque a veces, sólo a veces,
tan sólo sirven para despilfarrar nuestro tiempo,
nuestro dinero, nuestro esfuerzo…
A veces, sólo a veces, viajamosÇ
y nos preguntamos: ¿hacia dónde vamos?
A veces, sólo a veces, volvemos
con la sensación de no haber hecho nada importante…
Y es que a veces, también sólo a veces,
los encuentros verdaderos se dan al margen
de los grandes caminos:
Nazaret era un pueblecito,
y María se encontró con el ángel sin salir de casa;
y cuando necesitó compartir
su alegría y su servicio, caminó
por caminos polvorientos
hasta la casa de su prima Isabel…
A veces, sólo a veces…
Caminante, son tus huellas el camino y nada más;
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar.
(Antonio Machado)
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos… (Lc 24, 13-15)