“En Dios vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28).
Hoy comienza un nuevo año, y repetiremos una y otra vez ¡Feliz año! a nuestras amigas y conocidas, aún sabiendo que no tenemos la certeza de lo que deparará este 2020. Con todo, el deseo es positivo, y por eso lo transmitimos. Aunque es difícil que ese mero deseo pueda hacer algo por incrementar la positividad del año que se inicia
Hay una cierta tensión interna, por tanto, en ese desear la felicidad. Una tensión interna que sirve para manifestar otra tensión de la que también podemos hacernos conscientes en este día, una tensión entre dos modelos de entender la historia: el modelo circular y el modelo lineal. El primero, patente en las culturas orientales, nos habla de ciclos que se repiten eternamente (el «eterno retorno» de Nietzsche), en una historia cíclica que no presenta ninguna novedad; el segundo, de raíz occidental judeocristiana, nos presenta una historia que avanza y evoluciona hacia su punto omega, el momento de la salvación universal.
Sin embargo, ninguno de los dos modelos explica completamente la realidad. Por un lado, nos encontramos que esa realidad está llena de ciclos (día-noche, el suceder de las estaciones…) que, efectivamente, consisten en la repetición de características comunes a intervalos más o menos conocidos. Existen, están ahí, pero sabemos que no son eternos; la misma realidad que los produce está llamada a desaparecer, aunque sea dentro de millones de años. Y algo de cambio se puede percibir, ya no sólo porque ningún verano es exactamente igual al anterior, sino porque puede producirse una evolución lineal en ese cambio (como somos ahora conscientes a través de la problemática del cambio climático, que muestra cómo los veranos son, en algunos lugares, cada vez más cálidos y secos). Por otro, la historia humana, la de cada persona, tiene un fuerte componente lineal, de crecimiento y maduración, pero que también puede llegar a ser de envejecimiento y que, en cualquier caso, está llena de avances y retrocesos en la propia evolución, tanto individual como social… Tanto la Naturaleza como la Historia son limitadas, y están necesitadas de redención y salvación.
El Año Nuevo nos muestra que la vida es una mezcla de ambos modelos: entramos en un nuevo ciclo, que tendrá mucho de similar al anterior, con repetición de rutinas, acontecimientos, ritmos, pero a la vez entramos en un tiempo abierto a la sorpresa, a la novedad, a la oportunidad; por otro lado, nos vemos, a nosotros y a quienes nos encontramos en la vida, como más experimentados, más maduros, más crecidos, dispuestos a aprovechar las oportunidades, pero también vulnerables y expuestos al error y a la equivocación en el manejo de esas oportunidades. Es precisamente en esa contradicción, en ese encuentro entre lo circular y lo lineal, en el que nos deseamos felicidad, una felicidad que consista en saber vivir como oportunidades todas las realidades de este nuevo año, y que eso nos haga crecer como personas y vivir la vida con mayor profundidad, sabiendo, a la vez, que ésta es limitada y vulnerable.
Pues, en ese sentido, recibe mi más sincera felicitación: Feliz Año Nuevo 2020.
El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz
(Núm 6, 24-26)
Que los caminos se abran a tu encuentro,
que el sol brille sobre tu rostro,
que la lluvia caiga suave sobre tus campos,
que el viento sople siempre a tu espalda.
Que guardes en tu corazón con gratitud
el recuerdo precioso
de las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti
y te ayude a llevar la alegría
a los corazones de cuantos amas.
Que tus ojos reflejen un brillo de amistad,
gracioso y generoso como el sol,
que sale entre las nubes
y calienta el mar tranquilo.
Que la fuerza de Dios te mantenga firme,
que los ojos de Dios te miren,
que los oídos de Dios te oigan,
que la Palabra de Dios te hable,
que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos,
otro te tenga, y nos tenga a todos,
en la palma de su mano.
(Antigua bendición irlandesa)
Miguel Ángel
Imagen principal tomada de https://www.guiainfantil.com/servicios/musica/villan/alegrevengo.htm