Esta última tarde ha sido una tarde intensa, en la que muchos católicos hemos podido participar como tales en la marcha por el clima. Y todo ello gracias al esfuerzo y organización de diversas entidades, como el Movimiento Católico Mundial por el Clima y la Comisión Diocesana de Ecología Integral, coincidiendo con el trascurso de la celebración de la Conferencia de las Partes COP25 en torno al cambio climático.
En primer lugar, tuvimos la oportunidad de encontrarnos en oración en la Iglesia de san Jerónimo el Real, que se llenó de hermanos abiertos a compartir un momento de encuentro fraterno en la presencia de Dios para poner en sus manos nuestras inquietudes y nuestras incoherencias, pedir perdón por las segundas y profundizar en el sentido cristiano de las primeras, animados por la presencia y las palabras de D. José Cobo, obispo auxiliar de Madrid.
Y después, siguiendo la pancarta preparada al efecto (Católicos por el cuidado de la casa común), pudimos recorrer, junto a decenas de miles de conciudadanos, el eje Prado-Castellana en demanda de un mayor compromiso público (y también personal) por la sostenibilidad del planeta. A buen seguro que otros muchos cristianos han participado también en otras zonas de la manifestación, quizá desconocedores de esta iniciativa, pero a buen seguro integrados y hermanados en otras iniciativas sociales.
Lo dicho: una tarde intensa, una tarde gozosa, una tarde fraterna y esperanzada. Una buena forma de avanzar por el Adviento.