Octava previa a la Navidad. Convertir el corazón: ACTITUDES
Lunes 21. Gratitud y Gratuidad [220]
Lecturas de la misa del día:
Ct 2, 8-14 / So 3, 14-18a
Sal 32
Lc 1, 39-45
Convertir la mirada y la manera de pensar:
Esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre, que provoca como consecuencia actitudes gratuitas de renuncia y gestos generosos aunque nadie los vea o los reconozca. [220]
Todo nos ha sido regalado aunque nuestro yo piense que se ha ganado algo con su esfuerzo y tenacidad. Pero no es cierto. Formamos parte del Todo y nuestro corazón clama agradecimiento allá por donde va. Precisamos cambiar nuestra actitud, y el Adviento es un tiempo propicio para ello, reconociendo los regalos que nos han sido dados y que son para compartir con todos nuestros hermanos porque no son nuestros sino de la Humanidad.
Convertir el estilo de vida y comportamiento:
Una expresión de esta actitud es detenerse a dar gracias a Dios antes y después de las comidas. Propongo a los creyentes que retomen este valioso hábito y lo vivan con profundidad. Ese momento de la bendición, aunque sea muy breve, nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida, fortalece nuestro sentido de gratitud por los dones de la creación, reconoce a aquellos que con su trabajo proporcionan estos bienes y refuerza la solidaridad con los más necesitados. [227]
→ Una propuesta práctica: Aunque ya lo haga de manera habitual, hoy voy a detenerme especialmente a dar gracias a Dios antes y después de las comidas, profundizando en el sentido de gratitud por los dones recibidos y en la actitud de gratuidad para «dar gratis lo que he recibido gratis».
Convertir el corazón y el espíritu:
Las personas “Conscientes” entienden la vida como un don y agradecen su dimensión de gratuidad. Se reconocen como invitadas a ser co-creadores responsables de sí mismas y de su mundo, y llamadas a cuidarlo y mejorarlo y a hacer el bien. Desarrollan su libertad para decidir y usarla responsablemente. Reconocen la dignidad de las otras personas, aman la propia realización y la de los otros, y entienden que los demás no son objetos suyos, sino personas igualmente llamadas a realizarse en un “nosotros ” que los incluye. Reconocen como su sentido y razón de ser a Dios-Amor, que nos crea a su imagen y semejanza y es origen y sentido de la vida: de la que recibimos y de la que construimos libremente.