Conscientes de las repercusiones que nuestra forma de vida tiene en nuestra propia salud corporal y espiritual, en las relaciones con los demás y en el entorno social y medioambiental, buscamos, desde la experiencia cristiana, alcanzar una vida abundante para nosotros y para todos, mediante estilos de vida consecuentes.
Desde esta perspectiva encontramos el adviento como un tiempo propicio para la esperanza que supone ir transformando, poco a poco, nuestras vidas. Queremos proponer para cada día del adviento una palabra, una reflexión, un testimonio y un signo que sean capaces de sembrar esa ilusión de que es posible hacer realidad ese mundo con el que soñamos. Y queremos mostrar alguna acción concreta sencilla que ya se esté haciendo y que nos invite a caminar y a pensar en esa dirección.